miércoles, 28 de febrero de 2024

Cuando la verdad se debilita ante una mentira permanente la verdad debe pasar a la ofensiva


Por: Pato Cid
Vía: La Brigadista Popular

La mayor victoria del capitalismo a escala mundial está en el terreno de lo que se considera posible.  
Los opositores al capitalismo, reales y potenciales, incluso sectores que se autodefinen como revolucionarios que podrían unirse y arrastrar a los perjudicados por el sistema a emprender caminos de rebeldía eficaces, desconfían de sí mismos y no creen posible cambiar al sistema vigente.
El peso del reformismo se hace presente y se impone el concepto que hay que esperar a que cambien las situaciones y existan condiciones más favorables, como si esto llegara como un milagro caído desde el cielo.

Cuando se establece la importancia del “aquí y el ahora”, se interpela al reformismo y a los derrotistas, y se plantea la necesidad de que siempre están abiertas las posibilidades para impulsar un proyecto revolucionario, siendo por cierto necesario un estudio de la realidad y la correlación de fuerzas para actuar de la mejor manera para avanzar, para mejorar las condiciones, fortaleciendo las posiciones de los oprimidos y debilitar las posiciones de los poderosos. Porque siempre los poderosos tendrán puntos débiles. Se trata de un enfrentamiento permanente donde no hay tregua, y donde siempre debemos estar atentos y dispuestos para avanzar y actuar.

Hoy día, por el contrario, se ha construido una homogenización de conductas de consumo y de valores impuestos a escala mundial por el capitalismo centralizado, sin poder superar por parte de los pueblos oprimidos y más pobres el carácter colonialista.

Este sistema de dominación ha logrado que los individuos y los movimientos activos del tercer mundo persigan los ideales que en abstracto les formula el primer mundo, y que cada modernización que consigan se acompañe de una mayor dependencia.

Lo más significativo es que las iniciativas de los sectores que concentran el poder y la riqueza son apoyadas por los sectores que sufren el sometimiento de los primeros.

Se abren focos de resistencias cuando aparecen contradicciones locales y focales que no afectan al sistema, confrontaciones donde el poderoso demuestra sus fuerzas y su omnipotencia.

Si por años la lucha de los pueblos estuvo enmarcada por conseguir grados de independencia, de mayor participación y alcanzar niveles de mayor igualdad, hoy resulta que la tarea fundamental es la sobrevivencia de la especie humana que como nunca antes, corre el peligro real de desaparecer. Ya sea producto de la sobreexplotación del planeta, que se expresa en el cambio climático que ya nos afecta y que en un proceso en espiral nos conducirá a un momento sin retorno, o por la estupidez humana que lleva al enfrentamiento entre los poderosos desencadenando una guerra “final” producto del poder atómico alcanzado. Es esta peculiar situación la que pone a la orden del día terminar con el capitalismo esencialmente competitivo por un proyecto del buen vivir, esencialmente solidario. Esto significa un cambio revolucionario.

Sin embargo, se ha canonizado una democracia donde se realizan elecciones periódicas que garantizan las alternancias entre los partidos políticos del sistema. Pero siempre bajo el marco de que es imposible cambiar el sistema de dominación vigente manteniendo un Estado sin cambios en su carácter de clase. Así han garantizando la continuidad del mando y de los instrumentos para ejercerlo, usando para ello, a la educación formal, a las iglesias, y fundamentalmente, usando sin contrapeso a los medios de comunicación, que, bajo el lema de prensa libre, no permiten otro pensamiento que no sea el pensamiento dominante.  

Con medios de comunicación potenciados en su nivel técnico, los cuales incorporando la inteligencia artificial, y llegando a un alcance de tales magnitudes, pueden localizar las preferencias de cada individuo y manipular las noticias para que sean plenamente aceptadas como verdaderas y de acuerdo a su pensamiento y posición en la sociedad, dejando contentos a todos a través de un proceso lento y permanente de manipulación, que realiza un verdadero y profundo lavado de cerebro.

Asistimos a una democracia que certifica como legal la privatización de todo lo público -o propiedad de todos- como el agua, los mares, las riquezas subterráneas. Que legitima la apertura sin límites de la economía, favoreciendo los intereses de los grandes grupos económicos a nivel mundial. Que bajo el concepto de desregulación, reduce los derechos de los trabajadores en la relación capital/trabajo, y que a nivel de Estado restringe a servicios los derechos a la gran población como la salud, la educación y otras prestaciones sociales, llegando a una postura extrema representada hoy día por Milei en Argentina.

Una democracia que mantiene temas rituales como la defensa de los DDHH, la lucha contra la corrupción y el narcotráfico, en un contexto de extremo cinismo en la medida que los principales responsables de tales lacras son parte del sistema. Una democracia que se compromete a respetar las reglas del FMI y del Banco Mundial, y por supuesto a garantizar el cumplimiento de los mandatos emitidos desde el gobierno norteamericano.

El capitalismo necesita asegurar su futuro y para ello prevenir las rebeliones eliminar de raíz las rebeldías, para dominar sin contrapeso los consumos, las ideas, el pensamiento, las creencias. El capitalismo necesita que se le viva como algo normal, como la única posibilidad viable, más aún que se le considere deseable y necesario. 

Y lo está logrando.

Los designios del gran capital dirigen la vida cotidiana y las expectativas de las personas, acota las fronteras éticas según sus intereses, llegando a constituirse en una gran jaula de acero donde el presente y el futuro se encuentran controlados, detenidos, para con ello borrar o tergiversar la historia y el pasado. 

Se cambia el lenguaje, así la trágica situación de la cesantía se verbaliza como flexibilidad laboral, la apertura ilimitada de las economías subalternas se le llama desregulación. Para las grandes masas se acuñan frases que se repiten boca en boca: “Hoy uno sabe cuanto dinero tiene en el bolsillo” a pesar que la mayoría tiene sus bolsillos vacíos, o “Con mi plata no”, cuando se intenta que las cotizaciones para pensiones de los trabajadores sean manejas por un ente independiente. En contraposición a lo que actualmente sucede que las platas de los trabajadores son usadas y controladas por los grandes capitalistas, quedando en manos de los trabajadores pensiones miserables que no alcanzan a igualar el salario mínimo. Todos los días las AFP roban millones de dólares a los trabajadores que imponen mes a mes, y aun así estos se oponen a un cambio para mejorar sus pensiones.

Esta DEMOCRACIA permite que se organicen instituciones que la desafíen en el terreno político vigente, propuestas que ocasionalmente llegan a tener una gran fuerza numérica y arraigo popular; incluso eligen representantes en el parlamento y en los gobiernos locales, regionales o comunales. Son sectores que defienden los procesos de democratización, luchan contra las políticas sociales y económicas neoliberales y denuncian la situación de los sectores más empobrecidos. Incluso algunos de estos sectores reivindican el socialismo, como horizonte, sin pretender su implantación para un futuro cercano ni tampoco son homogéneos y claros para explicar que entienden por socialismo.

Cuando llegan a poner en jaque al sistema dominante, son aplastados por la fuerza militar del Estado capitalista, como ocurrió con el golpe militar en Chile. O ante el temor de una rebelión, frenan la movilización y organización llegando a acuerdos con los sectores neoliberales y juntos desarticulan y reprimen a las fuerzas populares rebeldes, como ocurrió con la Rebelión Popular de octubre de 2019, también en Chile.

Cuando llegan gobiernos progresistas, vemos la incapacidad para llevar adelante reformas importantes. Ya sea por la continuidad de fuerzas reaccionarias en los estamentos de poder, o simplemente porque se entraman en la corrupción, el autoritarismo y la represión contra el pueblo beligerante. Y en el mejor de los casos, constatamos la incapacidad para llevar adelante sus propuestas, ya sea por una correlación de fuerzas adversas donde los sectores dominantes siguen controlando el poder económico, político, militar judicial, y fundamentalmente el poder de información.

El capitalismo está aniquilando al individuo. Atenta contra su libertad para pensar, contra la capacidad de elaborar un pensamiento crítico. Una minoría cada día más pequeña en cuanto número se ha transformado a nivel mundial en un poder gigante que controla a miles de millones de personas. Bajo la hipertrofia del individualismo se termina con el sujeto y la persona. Se invierten los valores esenciales del ser humano, como la solidaridad por la competencia, el amor por la envidia y el rencor. Se atenta contra el propio ser para transformarse en un NO SER. Y con ello estamos destruyendo comunidad, estamos destruyendo la unidad social.

La reciente muerte de Piñera y el show instalado a escala nacional, nos demuestra una vez más la unidad de los sectores dominantes y su capacidad para engañar a un sector importante del pueblo intentando hacer borrón y cuenta nueva de los miles de asesinatos cometidos.  De los 60.000 muertos por COVID presentados hoy como un gran triunfo, el crecimiento de la desigualdad entre los más ricos y las grandes mayorías desposeídas como otro triunfo, y sobre todo cuando parte de esos desposeídos se sienten parte del sistema.

Los 40 grados de calor que han llegado a las grandes ciudades, el desarrollo de incendios catastróficos como el de Viña del Mar, los hacen aparecer como accidentes o como obras de desquiciados, sin asumir la responsabilidad que tiene el sistema dominante en el cambio climático y en la ausencia de falta medidas que aminoren las posibilidades que los incendios se produzcan.
Se hundió un delincuente y salió un santo. A nivel mundial, vemos como se santifica un capitalismo que se derrumba, intentando acomodar una salida que mantenga la relación de poder entre una minoría que controla y una gran mayoría que obedece.

El problema se vuelve más complejo cuando vemos que los procesos con revoluciones triunfantes, y que han accedido al poder, no han sido capaces de enfrentar y vencer a un enemigo que mantiene sus fuerzas y controla importantes cuotas de poder y decisión más allá de sus fronteras. Enemigo que ataca militarmente, realiza distintos tipos de sabotaje y destrucción, asesina a sus principales lideres, o implementa un feroz boicot que impide llevar adelante un desarrollo económico. Y a la larga, vemos como grandes procesos revolucionarios como la revolución bolchevique, la revolución China y la propia revolución vietnamita, dejan los proyectos socialistas y se encaminan a viejos postulados capitalistas.

En estas circunstancias, construir un nuevo proyecto emancipatorio aparece como fundamental. Un proyecto donde el individuo, la persona, el ser humano sean el elemento central. Persona y ser que formen parte de una colectividad donde se construya una unión indisoluble entre ser y comunidad de tal manera, que el sujeto como parte de un todo sea capaz de vencer el individualismo rompiendo con los dogmas organizativos e ideológicos que en definitiva copian formas capitalistas del ejercicio del poder. 

Romper el sectarismo y el individualismo que el sistema capitalista ha logrado penetrar en cada uno de nosotros es parte de esta tarea. Construir amplios bloques, bajo la conducción autónoma popular. Poner los intereses de los más humildes en el centro de la actividad política. Ocupar simultáneamente espacios políticos y sociales en coyunturas sensibles y actuar con eficiencia en ambos terrenos bajo proyectos anticapitalistas claros, que estén presentes en las expresiones orgánicas, ideológicas y culturales, avanzando en la construcción de movimientos sociales y populares.

Fortalecer una identificación revolucionaria, lo que significa convicción, elaboración teórica, voluntad y acción que sean irreductible a la dominación capitalista, generando una cultura de liberación, una organización y acción opuestas al capitalismo. Estar atentos y actuar oportunamente al peligro que los movimientos sociales sean cooptados por el sistema.

El nuevo proyecto revolucionario tiene que resurgir como creación social, y eso exige proyectos políticos que reconozcan y auspicien el papel creciente de los movimientos de las grandes masas.

Pero ni el más perfecto proyecto logrará realizar cambios esperando que caigan desde el cielo. Se necesita sacrificio y tenacidad para llevar adelante el duro trabajo cotidiano, y enfrentar a un adversario que no trepida en echar manos a todos sus recursos, lícitos e ilícitos. El nuevo proyecto está obligado a ser radical para que goce de posibilidad de éxito. Se trata de un proceso largo en el cual no debemos buscar atajos, aparentemente fáciles, que a la larga solo favorecen al sistema y debilitan el proyecto estratégico.

Cuando empezamos el año 2024, recordamos los 50 años de la muerte en combate de Miguel Enríquez, quién ha hecho uno de los aportes más significativos en la instalación de un proyecto revolucionario para los pueblos de Chile. Todos los homenajes que se le rindan deben estar enmarcados dentro de su pensamiento.

Miguel Enríquez, fundador y posteriormente secretario general del MIR, nos enseñó a desconfiar de las políticas reformistas, de la ideología burguesa, del progreso evolutivo que afirma que al fin y al cabo todo caminara hacia delante con el bienestar de todos. El fracaso del proyecto socialdemócrata en Europa y el resto del mundo.

La promesa socialista no ha podido ser cumplida, pero el capitalismo ya ni siquiera tiene promesas y se mantiene bajo una cultura de la mentira y el miedo fortaleciendo la indiferencia y la resignación.
Rendir homenaje a Miguel, significa insistir en la propuesta revolucionaria, en las grandes utopías, construyendo un ser humano capaz de recuperar sus valores más profundos para recuperar su capacidad de SER.

Miguel nos ensenó a desconfiar del reformismo y construyó una organización revolucionaria donde se potenció la capacidad de pensar, y en especial de manera crítica para llevar adelante con audacia las reivindicaciones más sentidas del pueblo en un contexto de participación activa y consciente construyendo Poder popular y haciendo los máximos esfuerzos por adquirir los instrumentos y las fuerzas materiales necesarias para vencer a un enemigo poderoso.

Miguel rompe el consenso con el orden vigente e impone la necesidad de la Rebeldía. Recoge la memoria histórica de los pueblos de América Latina y del mundo potenciando esa memoria mediante la lucha anticapitalista.

Ante una práctica socialista golpeada y desprestigiada, Miguel reivindica con fuerza el pensamiento revolucionario expresado por Mariátegui, y especialmente por el Ché y la Revolución cubana.

Miguel fue un pensador marxista de la praxis, opuesto al determinismo sostenido por el estalinismo, practicó el análisis de cada momento histórico con sus respectivas correlaciones de fuerzas, para ejercer en cada momento la intervención más adecuada a los intereses revolucionarios.

Nos oponemos a los sectores oportunistas que levantan un homenaje a Miguel detrás de una concepción derrotista postergando la construcción del proyecto revolucionario por el cual luchó hasta su muerte en combate.

El “aquí y ahora” como consigna rescata el pensamiento de Miguel que coloca a la orden del día el pensamiento y la acción revolucionaria en contraposición a los sectores derrotista y oportunistas que cierran la posibilidad de un proyecto revolucionario y que en diferentes grados apuntan a un acomodo con el sistema desde la colaboración abierta, hasta una posición más cínica que levantan la figura de Miguel pero se interponen y no colaboran con las fuerzas más activas del pueblo que en difíciles condiciones se enfrenta hoy día resueltamente al sistema dominante.

Este año, al conmemorar los 50 años de la muerte de Miguel Enríquez debemos unir a los sectores más honestos e imponer una agenda y un programa que rescate su pensamiento, dando a conocer los principales documentos que escribió y explicarlos en el contexto de tiempo y espacio en que fueron escritos y sacar las mejores lecciones que nos permitan leer correctamente el presente y construir un proyecto coherente.

La tarea inmediata es unir y fortalecer a los sectores honestos y revolucionarios y oponernos con todas nuestras fuerzas a los sectores derrotistas y vacilantes en el contexto de construir una fuerza social revolucionaria capaz de volver a poner a la orden del día la necesidad de la revolución apuntando al fin del capitalismo y derrotar a nuestros verdaderos adversarios: los dueños del gran capital y detentores del poder económico político, militar y comunicacional.

A partir de marzo, a explicar a lo largo de Chile el proyecto de Miguel, que sigue siendo nuestro proyecto.

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